Quería hacer un detalle personalizado para una amiga muy especial y pensé en incluir su propia imagen miniaturizada dentro de un portarretratos; con su permiso, os muestro el resultado.
Como gracias a las nuevas tecnologías podemos jugar fácilmente con las imágenes, recorté su cara de otra foto para darle la sorpresa. Un pequeño retrato sonriente que pasé a blanco y negro, con aspecto envejecido para contrastar con el colorido del entorno.
El portarretratos está hecho en fieltro. Recortando dos capas de marco que van sobrepuestas por delante, de modo que la de arriba verde-azulada tiene el hueco mayor y deja entrever la de abajo de color fucsia. Por detrás de la foto lleva también un trozo de fieltro que aporta cierto volumen. Todo ello cubierto por detrás en naranja, para seguir con el colorido.
La foto está protegida con una lámina de plástico transparente (de papelería, el que se usa para hacer encuadernaciones).
Una vez recortadas las piezas a medida, las vamos uniendo y adornando con pequeñas puntadas de bordado, con hilo multicolor, como los bordados indios que me encantan.
Por todo el contorno exterior incluí dentro de las puntadas, 4 tiras de cola de ratón que combinan con los colores del fieltro y añaden otra textura más al conjunto (las puntas se queman para que no se deshagan).
Es evidente que lo que busco es impacto visual y no perfección en el bordado (me hubiera esmerado de otra forma...mi madre sería mi primera crítica al ver las puntadas, je, je!!). Esto es otra historia.
El colgante se sostiene con dos arandelas a una cadena metálica, de la que se compra por metros.
Como me resultaba un tanto sosa decidí completarla y añadirle unos abalorios, pero sólo en uno de los laterales (mi pasión por la asimetría, ya es bien conocida).
Buscando y probando, encontré la combinación de colores, formas y materiales que, finalmente me convenció:
Por todo el contorno exterior incluí dentro de las puntadas, 4 tiras de cola de ratón que combinan con los colores del fieltro y añaden otra textura más al conjunto (las puntas se queman para que no se deshagan).
Es evidente que lo que busco es impacto visual y no perfección en el bordado (me hubiera esmerado de otra forma...mi madre sería mi primera crítica al ver las puntadas, je, je!!). Esto es otra historia.
El colgante se sostiene con dos arandelas a una cadena metálica, de la que se compra por metros.
Como me resultaba un tanto sosa decidí completarla y añadirle unos abalorios, pero sólo en uno de los laterales (mi pasión por la asimetría, ya es bien conocida).
Buscando y probando, encontré la combinación de colores, formas y materiales que, finalmente me convenció:
Respetando las tonalidades del colgante, incluye un tramo de abalorios de madera, cerámica, una flor e incluso una cuenta de fieltro de las que había estado fabricando con restos para otro proyecto. Podéis revisar cómo se hace con un click en VIDEO: "cómo fabricar cuentas de tela y fieltro"
 |
| Fabricar cuentas de fieltro |
Y así, con muy poquita cosa, de una manera sencilla y divertida, podemos hacer que nuestro regalo se convierta en único.
No hay comentarios:
Publicar un comentario