Donde hay niños hay peluches y mantitas. Elecciones caprichosas consiguen que algunos y no otros, se conviertan en objetos de apego, tranquilizadores, que les acompañan a todas partes.
Suelen caracterizarse por su textura suave pero no importa su belleza o su estado, sino el hecho de haber sido "elegido" objeto transicional que ayuda a calmar la ansiedad de separación de sus papás.
Con cuerpo de agradable forro polar y restos de varias telas para hacerlo bien colorido, os presento este simpático perro cosido a tal fin.
Patrón libre abstracto, porque me parecen más simpáticos.
Restos de varias telas que fui recortando y combinando sobre la marcha hasta completar la figura. Las piezas están cosidas por el revés y después volteadas.
En el interior una pequeña cantidad de fibra de relleno.
Se pueden añadir todo tipo de adornos y etiquetas laterales para agarrar y chupetear, que les encantan.
La idea del bolsillo con el hueso y la pelota fue de mi hija, que no perdía detalle, y pensó que el perro querría llevar su comida y juguetes de paseo igual que ella.
Una aportación genial.
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Os espero!!
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